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Quizás tengamos que volver a ejercer la vida nómade para sobrevivir en este mundo que nos tocó transitar. Quizás ser nómade sea la forma más sostenible, respetuosa y armónica de vivir, teniendo en cuenta que el nómade se dirige hacia aquellos sitios donde puede hacerse de los recursos, hacia zonas donde puede encontrar lo que necesita, donde busca oportunidades en vez de establecerse en un espacio fijo, el nomadismo tiene la capacidad de adaptarse, de cambiar y ser flexible ante los obstáculos de lo cotidiano.
En esta “Modernidad liquida” (1) donde la fluidez parte como la metáfora regente de la etapa actual de la era moderna, y que implica unas características propias de los líquidos, a diferencia de los sólidos, que no conservan su forma, los fluidos no se fijan en el espacio ni en el tiempo, ni conservan una forma especifica y son proclives a los cambios continuamente.
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El futuro inmediato nos depara la necesidad obligada de ser un poco “líquidos”, de adoptar ciertas características como la fluidez, y al desplazarnos por los avatares de nuestro mundo globalizado, teniendo la facilidad de derramarnos, desbordarnos, de chorrear, de salpicar, de inundar y así poder sortear los infinitos obstáculos, filtrarnos a través de ellos y además empaparlos.
Metáfora adecuada para entender esta etapa contemporánea, que nos trae cambios segundo a segundo, y nos produce cierta desazón si no somos capaces de adaptarnos a sus reglas, que paradójicamente, nos plantea una vez mas reflexionar sobre la necesidad de volver a ser lo que siempre fuimos.
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La condición viajera del ser humano, ha sido parte de la experiencia humana del mundo, desde su origen ha sido una especie migratoria, tal vez incluso la más migratoria de todas las especies, desplazándose y adaptándose a los rincones mas inhóspitos del planeta. No hay raíces para el hombre, no estamos ni hemos estado sujetos a la tierra, y podemos movernos apoyados sobre nuestra propia anatomía, largas y sufridas distancias.
Teniendo en cuenta las grandes oleadas migratorias que a través de la historia de la humanidad sucedieron, y particularmente las que acontecen actualmente, como afirma Antonio Campillo (2) en su libro Nomadismo, globalización y cosmopolitismo, “ya no es posible seguir manteniendo el viejo prejuicio eurocéntrico que establecía una secuencia evolutiva entre el nomadismo de las sociedades salvajes y el sedentarismo de las sociedades civilizadas.”
El Homo Sapiens es un animal nómade, sabemos que apareció en África hace unos 200.000 años, mientras que la sedentarización (remplazo de la caza y la recolección por la ganadería y la agricultura), se inició hace apenas unos 10.000 años, y no fue en todo el planeta, además tampoco significó el final del nomadismo, porque incluso hasta nuestros días, se calcula que existen mas de 40 millones de individuos que son parte de pueblos nómades.
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Antonio Campillo nos comparte algunas conclusiones, “ En otras palabras, el concepto de nomadismo debe ser redefinido en una doble dirección: por un lado, es preciso reconocer que el hábito viajero no es una anomalía social o una etapa histórica primitiva y felizmente superada por los avances de la civilización, sino que más bien se trata de una dimensión constitutiva e insuperable de la vida humana, de modo que el homo sapiens podría ser definido como homo viator, es decir, como un animal nómada; por otro lado, y como complemento de esa nueva perspectiva antropológica, seria necesario reconstruir la historia efectiva de las innumerables formas que ha adquirido el nomadismo humano.”
A partir de estas ideas, creemos que es posible repensar el concepto de nomadismo, desde hace un tiempo venimos trabajando en ello, analizando y reflexionando sobre lo que nosotros llamamos una actitud creativa ante la vida, una forma de enfrentar y solventar la “modernidad liquida”, de posicionarse frente a los obstáculos del día a día.
Una actitud nómada, es una forma de liderar nuestra vida, de cómo asumimos nuestra realidad y como la pensamos, un comportamiento que une cuerpo, alma y entorno.
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La escritora, Coach ejecutiva, Mentora y Formadora, María Luisa de Miguel Corrales nos aporta desde su Blog,
“La persona nómada pertenece a sí misma, no pertenece a ningún lugar, transita por diversos lugares guiada por su intuición, no de forma errante, sino con dirección e intención, asentándose de una forma estable pero no permanente en los espacios que le ofrecen los recursos necesarios para vivir en un espacio temporal concreto de su vida. El nómada es capaz de recrear el propio hogar en cualquier parte.”
Existen varios ejemplos actuales de personas que optaron por esta actitud ante la vida, se habla incluso de un perfil profesional con esta mentalidad, donde la flexibilidad y la movilidad, representan las características de un nueva clase de personas creativas, capaces de encontrar las oportunidades y los recursos para desarrollar sus talentos.
El nomadismo no solo consiste en el poder de desplazarnos físicamente, migrar o viajar para conocer otros lugares y sus costumbres, existe el desplazamiento imaginario, el que nos permite a los seres humanos, al menos por un periodo de tiempo, vivir otras experiencias habitar otros mundos, sin necesidad de trasladarnos en el espacio y en el tiempo.
También somos animales simbólicos, y el arte como lenguaje, y en general, todas las formas de expresión simbólicas, nos permiten trascender el hoy y ahora inmediato, llevándonos a otra experiencia diferente, que tiene al fina del viaje la capacidad de transformarnos, construirnos y desarrollarnos.
Un nomadismo de la imaginación, que hace al hombre un sujeto creativo, que nos prepare para afrontar las dificultades de lo moderno, nos permita adaptarnos a las diferencias del entorno, a las variaciones culturales, y que construya nuestra identidad con argumentos sólidos y efectivos, con una conciencia critica que nos extienda hacia la libertad.
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No somos conscientes que todos somos nómades, caminantes en la vida, que estamos de paso por este territorio que habitamos, muchas veces ciegos de lo que pasa a nuestro alrededor. Liderar nuestra vida con una actitud nómade, es entender nuestra esencia, es dirigirnos en la deriva y convertirnos en seres con equilibrio y coherencia, es sentirnos y ser libres.
Si quieres unirte a este movimiento aquí te dejamos el Decálogo de la práctica de un nomadismo activo, saber más.
(1) Bauman, Z.: Modernidad líquida (trad. de M. Rosenberg). FCE, Buenos Aires, 2002.
El advenimiento de la modernidad liquida ha impuesto a la condición humana cambios radicales que exigen repensar los viejos conceptos que solían articularla. Zigmunt Bauman examina desde la sociología cinco conceptos básicos en torno a los cuales ha girado la narrativa de la condición humana.
(2) Campillo, A.: Nomadismos contemporáneos formas tecnoculturales de la globalización.Editores: Universidad de Murcia, Servicio de Publicaciones 2010. Cómo nuestras vidas cotidianas están en una movilidad incesante, tanto por razones económicas como sociales, políticas o tecnológicas. Ello genera una “cultura nómada”, que se analiza desde diversos enfoques, marcados por distintas formas de la globalización. La obra es coordinada por el profesor Antonio Fernández Vicente, quien defiende la condición nómada del ser humano como una forma de prevención de cualquier xenofobia, de hacernos sentir ciudadanos del mundo, Editum Ágora,