Escrito por
Natalia Toro García
Directora Creativa de Nomad Project
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“Sin críticas por favor” es una frase que escuchamos muchas veces durante los procesos de innovación y creación, pues se dice, que impiden el flujo creativo. Nosotros también lo decimos muchas veces en nuestros espacios, porque proponemos situaciones absurdas como detonantes para la creatividad y necesitamos salir de los juicios. Sin embargo, podríamos preguntarnos ¿qué hay de creativo al momento de hacer o recibir una crítica?
Cuando trabajamos en equipo queremos que el trabajo se haga en armonía y sin generar conflictos entre las personas, pero qué tal si encontramos la forma de criticar las ideas y no las personas. En efecto, el primer problema que debemos tratar es el del ego, esa valoración excesiva de nosotros mismxs. Por eso, cuando empezamos los proceso creativos es importante reconocer cuáles son nuestros límites ya sea por nuestros conocimientos o capacidades y experiencias, en ese momento, somos capaces de entender lo que otra persona nos puede aportar.
Uno de los ejercicios que nos encanta realizar para entrenar el trabajo en equipo mezcla dos metodologías, Manual Thinking desarrollada por Luki Huber en Barcelona y Dragon Dreaming, comunidad que existe alrededor del mundo. Con este ejercicio ponemos a prueba el ego de cada uno de los participantes, en efecto para estar seguros de que discutimos sobre las ideas anulamos el habla, utilizamos entonces la escritura como método para discutir y alimentar las ideas.
Sin embargo, normalmente estos ejercicios se hacen a través del habla y al momento de rebotar sobre una idea solemos decir “Si, pero”, lo cual anula lo bueno de la idea. Cuando hablamos de procesos creativos, se deberían permitir ideas salidas del esquema tradicional, con este tipo de respuestas estaríamos matando la idea antes de haberle permitido tomar vuelo.
Por eso te proponemos utilizar la expresión “Si, pero, y”, aquí estás haciendo una crítica constructiva, señalando algo que podría funcionar mejor (el pero) y también estás aportando al proceso, alimentando la construcción colectiva de una idea (el y), haciendo que el ego quede de lado y dejando espacio a la co-creación.
Ahora, ¿qué tiene que ver la creatividad con todo esto?
Primero, en un proceso de retroalimentación necesitas acceder a lo más profundo de tu ser creativo:
Cuando la idea que escuches sea débil no digas simplemente: “Esto no funciona”, primero explica el problema y haz una propuesta para mejorar.
Cuando no entiendas la idea no digas “Esto no está claro”, más bien señala el punto débil y trata de proponer interpretaciones posibles, esto ayudará a tu compañero a aclarar la idea.
Si una idea te gusta, trata de mejorarla, de llevar hasta su punto máximo.
En un segundo tiempo viene la recepción de la crítica, lo cual casi siempre es complicado para cada unx de nosotrxs. Así que trata de estar atento cuando escuchas una crítica, pregúntate porque tu colega te está proponiendo esto o aquello, ¿habrá una mejor forma de plantear la idea? ¿Te estará proponiendo algo que la haga llegar a un punto máximo? La crítica se puede entonces convertir en una fuerza positiva que le dé más potencia a la idea principal, seguramente los conocimientos y experiencias de los demás puedan llevar la idea a un punto que nunca imaginaste.
El proceso creativo requiere de apertura para permitirte ver desde diferentes puntos de perspectiva, por eso siempre decimos que es importante llenar nuestra mente y cuerpo de experiencias y conocimientos que nos permitan explorar universos diferentes al cotidiano, solo así, nuestro cerebro ya conocido por su plasticidad, tendrá las herramientas para conectar, ver desde otras perspectivas. Podríamos entonces decir que la crítica es una forma avanzada de practicar nuestra creatividad. Si te interesa trabajar estos temas en tus equipos no dudes en contactarnos.
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