Por Stephanie Giraldo
Psicóloga coordinadora del Workshop Integral
Comprender la evolución de nuestro cerebro es el primer paso si queremos hablar de emociones, pues como seres humanos lo primero que deberíamos comprender y no olvidar es que somos ante todo somos seres de impulsos, emociones e instintos. Nuestro mundo emocional es aquel que nos conecta con la parte más primitiva de nuestro ser, pues experimentar emociones es la forma que tiene el cuerpo para manifestarnos desde hace más de 500 millones de años su reacción frente a cada estimulo o evento que ocurre a nuestro alrededor.
Nuestro cerebro emocional es aquel que nos conecta con la vida, pues es el que se sorprende, fluye, reacciona, experimenta y crea. Es por ello, que podríamos decir que la Emoción es un camino que conduce hacia nuestra actitud creativa, pues solo conectándonos con nuestros sentidos, con nuestro niño interior, con aquello que esta fuera del dominio de la razón y las reglas establecidas, es cuando podemos ver nuevas maneras de hacer las cosas, nuevas formas de pensar y es cuando nos arriesgamos a innovar.
Pero es un camino de doble vía, pues así como la emoción nos conduce a impulsos creativos que desde la razón no nos permitiríamos, también es cierto que todas aquellas actividades que involucren la creatividad, el arte, la experimentación, terminan inevitablemente conectándonos con lo más profundo de nuestro ser y con nuestras emociones más íntimas.
Ser creativos implica fluir, dejarnos llevar, escuchar nuestra intuición y es precisamente a través de las emociones y la conexión con nuestro cuerpo, como logramos esa sensibilidad que necesita nuestro cerebro para conectarse con la posibilidad de crear, innovar y encontrar nuestras maneras de interpretar el mundo
Tal vez por ello, encontramos en el arte, la danza, el teatro y las expresiones creativas en general, la manera más transparente de conocer a una persona en la intimidad de su ser.
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