por Daniela Holguin desde Berlin
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Según la UNESCO (1), las industrias creativas y culturales son sectores cuyo principal propósito es la creación, producción o reproducción, promoción y mercadeo de bienes, servicios, actividades y experiencias con contenido cultural, artístico o de patrimonio. Desde el desarrollo de un sitio web, la creación de una colección de modas, hasta la construcción y diseño de una galería de arte, la producción de un video musical o el diseño de un video juego, las industrias creativas aparecen para retar el sistema económico actual y darles vuelco a las industrias convencionales.
Diferentes instituciones alrededor del mundo han tratado de crear un marco conceptual y legal para poder encasillarlas y categorizarlas. El departamento de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte en Inglaterra (por sus siglas en inglés DCMS), ha sido una de las principales instituciones que ha intentado trazar el desarrollo de dicho sector de la industria desde su primera aparición formal como concepto en 1997 (2). Tanto ha sido el auge y la importancia de estas nuevas industrias, que planes de gobierno han basado sus principales propuestas en la promoción de estas. Para no ir muy lejos, en Colombia, la propuesta del gobierno de Duque sobre el apoyo a la economía naranja no es nada más que la contribución a este sector.
A nivel global, para el 2015, las industrias creativas generaron 29,5 millones de puestos de trabajo, con una contribución al PIB global del 3% y unos ingresos totales de US$2,25b. En América Latina el 2,2% del PIB viene desde estas industrias, con unos ingresos de US$124b y aproximadamente 1,9 millones de empleos (3).
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Amazon, Netflix y Google son el mejor ejemplo de industrias creativas que han sobresalido al haber encontrado la combinación perfecta entre avances tecnológicos y creatividad. Estas compañías han revolucionado la manera en que se ofrecen, venden y distribuyen bienes o servicios. Los nuevos modelos de negocio propuestos por estas potencias incluyen fácil acceso, publicidad individualizada y personalizada y la creación de comunidades internacionales con los mismos intereses.
Debido al gran potencial innovador que tienen las industrias creativas, las cuales rompen esquemas, crean nuevos modelos de negocios y retan industrias tradicionales, es importante recalcar su potencial como agente de cambio hacia la sostenibilidad. Hasta hace poco únicamente se hablaba de energías renovables, eficiencia energética, gestión de recursos como vía hacia una economía sostenible, ahora se debe empezar a hablar, también, desde las industrias creativas como vía disruptiva de acceso a este.
El mundo enfrenta un momento decisivo en cuanto a desafíos sociales, éticos y ambientales – tales como el cambio climático, problemas de salud, esclavitud moderna, escasez de agua, desigualdad, pobreza, olas migratorias, sistemas de gobierno ilegítimos, racismo, discriminación – la necesidad de un cambio disruptivo, a través de la creatividad, en dirección a la sostenibilidad es más claro que nunca.
Partiendo desde la sostenibilidad, como el punto de inflexión entre la economía, la sociedad y el medio ambiente, dicho cambio debe ser un cambio desde y para las personas: solo cuando la sociedad sea consciente del daño causado y se convierta en agente de cambio, será posible moverse hacia adelante. Actualmente no solo algunos nichos de mercado han empezado a cambiar sus hábitos de consumo si no también empresas han empezado a darse cuenta de las nuevas demandas del mercado y del mundo en el que vivimos.
Consumidores preocupados por donde, cómo y quién produce los productos que compran y el incremento en la demanda por materiales naturales y orgánicos son algunas de las tendencias del mercado.
Aquí es donde aparecen las industrias creativas como mediadores entre negocios, tecnología y gente, dándole un giro a los negocios tradicionales partiendo desde una mirada integral (sociedad, economía y ambiente) teniendo en cuenta las consecuencias a corto, mediano y largo plazo.
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El mundo de las industrias creativas se encuentra en auge, los retos y desafíos actuales se convierten en oportunidades para millones de start-ups que están intentando ser esa pequeña parte del cambio. Les invito a leer un poco más sobre los productos que consumen y los servicios que utilizan, el origen de los materiales, los modelos de negocio de las compañías… les aseguro que van a encontrarse con una que otra decepción, pero también les aseguro que van a encontrarse con ideas de negocio fascinantes que nos hacen pensar que aún no todo está perdido y que vale la pena ser parte de este cambio disruptivo que el mundo necesita.
Aquí les dejo algunas compañías que me han cautivado y que quizá pueden ser el punto de partida para que ustedes se inmersan en este mundo de la sostenibilidad creativa:
Mattelsa (https://www.mattelsa.net/nosotros) – COLOMBIA
Patagonia (https://www.patagonia.com/sustainability.html) - EEUU
MUD Jeans (https://mudjeans.eu/sustainability-our-impact/) – HOLANDA
Good Krama (https://goodkrama.com/) – ALEMANIA
Seymourpowell (https://www.seymourpowell.com/) - EEUU
Daniela Holguin
(1) UNESCO (2017). Industrias Creativas
(2) DCMS (1998). Creative Industries Mapping Document.
(3) LAC: Latinoamérica y el Caribe. Fuente: EY. Cultural Times The first global map of cultural and creative industries. Estados Unidos, 2015.
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